El 28 de enero de 1986, el mundo estaba expectante ante el lanzamiento de la misión espacial STS-51L del transbordador espacial Challenger porque era la primera vez que un civil viajaría al espacio. Se trataba de Christa McAuliffe, una maestra de secundaria.
Sin embargo, a los 73 segundos del lanzamiento el Cohete de Propulsión Sólida derecho impactó contra el tanque externo derivando en una gran explosión en la que murieron Michael Smith, Dick Scobee, Judith Resnik, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvin y la maestra McAuliffe.
Tiempo más tarde se confirmó que la falla se había producido en uno de los anillos "O" del Cohete de Propulsión Sólida que se había endurecido debido a las heladas anteriores al lanzamiento, lo cual terminó produciendo una fuga de gases calientes e impacto del cohete contra el Tanque Externo del orbitador. En ese momento el orbitador quedó cubierto por una bola de fuego y su vuelo supersónico descontrolado lo llevó a su desintegración.
Una búsqueda detallada en el Océano Atlántico dio con los restos de la nave y la cabina de la infortunada tripulación. Se cree que algunos miembros de la tripulación habían sobrevivido a la explosión inicial pero fallecieron cuando la cabina impactó en las aguas del Océano Atlántico, ya que el transbordador carecía de un sistema de salida de emergencia.
El accidente del Challenger produjo la cancelación de vuelos espaciales por 32 meses, hasta el lanzamiento de la misión STS-26R Discovery el 29 de septiembre de 1988.
Más información:
Páginda en honor a las tragedias de la NASA
Fuente: NASA.
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